Cumpleaños infantil

Toda la pandilla de amigos reunida en la casa de veraneo familiar del cumpleañero. Amigos del niño y padres, madres, hermanos… Unas cuarenta personas en total.

Un único cuarto de baño.

Yo allí, poniéndome el bañador frente al espejo. Ajustándome los cordones laterales de la braga porque me queda grande -he adelgazado un poco-, con las tetas al aire, sudando.
Hace mucho calor y se me ha pegado el flequillo a la frente. El bigotillo perlado de gotitas saladas. Maldigo el lazo que hice el verano pasado. No puedo deshacerlo.

De pronto se abre la puerta. ¿No la había cerrado con cerrojo? Por lo visto, no.
El papá de la niña esa nueva, la que tiene cara de bicho y le falta un diente, de pie, plantado a mis espaldas. Plantado no, pasmado. Mirando, asombrado, mi reflejo en el espejo. Sus ojos a mis tetas, a mi cara, a mis tetas de nuevo. Bajan a mi pubis, medio cubierto, medio asomado, con la braga a medio atar.

Yo que también me pasmo. No reacciono. Sólo se me ocurre pensar que el tío está muy bueno.
Sus ojos a mis ojos y no sé muy bien por qué pero mis dedos se aflojan, sueltan la lazada que intentaban hacer. La braga cae. Su boca sonríe. Sus ojos también. Da un paso dentro del servicio. Yo me giro y le miro de frente.

Cierra la puerta tras él.

Bañador para relato de Cumpleaños infantil

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